sábado, 21 de julio de 2012

Para Ella

                                             DE LA MANO
 
Nunca pensé que un bostezo pudiera despertar tanta ternura en mi corazón. 

Sonreí mientras la miraba. Mis ojos querían grabar aquel momento. 
Inmortalizarlo. 
Probablemente, en un futuro no muy lejano ya no la tendría a mi lado. Tal vez un Ángel en forma de profundo sueño viniera a buscarla. Posiblemente me la arrebataría para llevarla a descansar a un lugar lejano, pero a la vez, cercano a mi padre. Cercano a ese hombre que fue su sombra y tanto añoró en los últimos años…
 
Ella, en una mueca casi infantil volvió a bostezar abriendo la boca en un contenido gesto, mientras cerraba los ojos. Al abrirlos lentamente, me miró. Al verme sonriente, una expresión alegre vino a sus labios e iluminó sus ojos. Su tez pálida hacía que esa luminosidad llenara la pequeña habitación. Estiré mi mano y alcancé la suya dulcemente. Me aferró con fuerza, mientras lentamente dejó cerrarse los ojos, necesitaba descansar…

Ese gesto, cogidos de la mano, me llenó de recuerdos. Recuerdos de una niñez ya lejana. Cuando ella, con expresión segura me entregaba una protección de Madre entregada. Era un gesto sencillo, pero en mi mente de niño era una postura que me hacía sentir importante.

Recordé cómo caminando a su lado y cogidos de la mano,  sabía que nada malo podía suceder, ya que ella estaba allí para protegerme.

Mi mano derecha avanzó llena de ternura hacia su frente. Mis dedos dibujaron diminutos círculos sobre su piel brillante. Deseaba trasmitirle confianza. Deseaba que ella se sintiese segura. Sí, esa certeza que antaño ella me entregaba al sentirme entre sus brazos. Abrazos intensos que me llenaban de determinación en mi alma de niño.

Abrió por un instante los ojos. Sentí cómo con su mirada buscaba mi persona. Ella necesitaba saber si aun estaba allí. ¿Cómo no iba a hacerlo? Cuántas veces en mi niñez la enfermedad en forma de virus me acechó y ella pasaba las horas a mi lado o pedía a mis hermanos que lo hicieran, cuando sus muchos quehaceres no se lo permitían. Cuántas veces en la noche me acunó hasta hacerme sentir el niño más feliz de la tierra. Sí, estaría allí a su lado el tiempo que fuese necesario…

Un nuevo bostezo me sacó de estos pensamientos. De nuevo su cara se iluminó con ese gesto infantil. Una nueva sonrisa llena de ternura recorrió mi rostro. Un estremecimiento de cariño llenó mi pecho. Apreté su débil mano. Una humedad repleta de emoción llenó mis ojos. Ella cerró los suyos. Estaba cansada, muy cansada…

JpTorga_______