miércoles, 25 de diciembre de 2013

Estrella de Navidad, Gabriela Mistral




La niña que va corriendo
atrapó y lleva una estrella.
Va que vuela y va doblando
matas y bestias que encuentra.


Ya se le queman las manos
se cansa, trastabillea,
tropieza, cae de bruces,
y con ella se endereza…


No se le queman las manos,
ni se le rompe la estrella
aunque ardan desde la cara
brazos, pecho, cabellera.


Llamea hasta la cintura
le gritan y no la suelta,
manotea sancochada,
pero no suelta la estrella.


Como que la va sembrando
que la zumba y la volea.
Como que se le deshace
y se queda sin estrella.


No fue que cayó, no fue.
Era que quedó sin ella
y es que ya corre sin cuerpo,
trocada y vuelta centella.


Como que el camino enciende
y que nos arden las trenzas
y todos la recibimos
porque arde toda la Tierra.









December Song (I Dreamed Of Christmas), George Michael


Villancico David Garrett. Cuento de navidad, Disney

Porque hoy es Navidad...












El Árbol de Navidad, su origen y significado (cristiano)





ORIGEN HISTÓRICO

Desde tiempos muy antiguos, los pueblos primitivos introducían en sus chozas las plantas de hojas perennes y flores, viendo en ellas un significado mágico o religioso.Los griegos y los romanos decoraban sus casas con hiedra. Los celtas y los escandinavos preferían el muérdago y muchas otras plantas de hoja perenne (como el acebo, el rusco, el laurel y las ramas de pino o de abeto) pues pensaban que tenían poderes mágicos o medicinales para las enfermedades.En la cultura de los celtas, el árbol era considerado un elemento sagrado. Se sabe de árboles adornados y venerados por los druidas de centro-Europa, cuyas creencias giraban en torno a la sacralización de diversos elementos y fuerzas de la naturaleza.

Se celebraba el cumpleaños de Frey (dios del Sol y la fertilidad) adornando un árbol perenne, cerca de la fecha de la Navidad cristiana. El árbol tenía el nombre de Divino Idrasil (Árbol del Universo): en cuya copa se hallaba el cielo, Asgard (la morada de los dioses) y el Valhalla (el palacio de Odín), mientras que en las raíces profundas se encontraba el Helheim (reino de los muertos).Cuando se evangelizó el centro y norte de Europa, los primeros cristianos de esos pueblos tomaron la idea del árbol para celebrar el nacimiento de Cristo, cambiando su significado pagano.



SAN BONIFACIO, OBISPO DEL SIGLO VIII

Una interesante tradición -en parte historia, en parte leyenda-, popular en Alemania, afirma que el árbol de Navidad se remonta al siglo VIII.San Bonifacio (675-754) era un obispo inglés que marchó a la Germania en el siglo VIII (concretamente a Hesse), para predicar la fe cristiana.Después de un duro período de predicación del Evangelio, aparentemente con cierto éxito, Bonifacio fue a Roma para entrevistarse con el papa Gregorio II (715-731).

A su regreso a Alemania, en la Navidad del año 723, se sintió profundamente dolido al comprobar que los alemanes habían vuelto a su antigua idolatría y se preparaban para celebrar el solsticio de invierno sacrificando a un hombre joven en el sagrado roble de Odín.Encendido por una ira santa, como Moisés ante el becerro de oro, el obispo Bonifacio tomó un hacha y se atrevió a cortar el roble sagrado. Hasta aquí lo que está documentado históricamente.
El resto pertenece a la leyenda que cuenta cómo, en el primer golpe del hacha, una fuerte ráfaga de viento derribó al instante el árbol. El pueblo sorprendido, reconoció con temor la mano de Dios en este evento y preguntó humildemente a Bonifacio cómo debían celebrar la Navidad.El Obispo, continúa la leyenda, se fijó en un pequeño abeto que milagrosamente había permanecido intacto junto a los restos y ramas rotas del roble caído. Lo vio como símbolo perenne del amor perenne de Dios, y lo adornó con manzanas (que simbolizaban las tentaciones) y velas (que representaban la luz de Cristo que viene a iluminar el mundo).Como estaba familiarizado con la costumbre popular de meter en las casas una planta de hoja perenne en invierno, pidió a todos que llevaran a casa un abeto. Este árbol representa la paz, y por permanecer verde simboliza también la inmortalidad; con su cima apuntando hacia arriba, se indica, además, el cielo, la morada de Dios.

OBRAS TEATRALES RELIGIOSAS MEDIEVALES
También ofrecen pistas importante sobre el origen del árbol de Navidad, tal como lo conocemos, las obras de teatro medievales que representaban los misterios y pasajes de la Biblia.En concreto el árbol del Bien y del Mal en el Paraíso Terrenal. Su propósito era enseñar la religión a los feligreses, que en su mayoría eran analfabetos.
Para difundir y mantener viva la fe y dar a conocer las Sagradas Escrituras, la predicación era esencial, pero no suficiente.Se pensó que las obras teatrales completaran esa predicación y pronto se hicieron populares en toda Europa.
En la Nochebuena, el 24 de diciembre, se representaba -con grandísimo éxito popular- el episodio del pecado original de Adán y Eva. El árbol del Paraíso terrenal era el centro del escenario.
El árbol debería haber sido un manzano, pero no habría sido adecuado en invierno. Se ponía un abeto en el escenario con algunas manzanas en sus ramas, y obleas preparadas con galletas trituradas en moldes especiales, así como dulces y regalos para los niños. Incluso cuando se abandonaron estas obras teatrales religiosas, el árbol del Paraíso siguió estando asociado a la Navidad.

ASPECTOS SIMBÓLICOS DEL ÁRBOL

Los árboles han tenido a lo largo de la historia un significado muy especial: en todas las culturas poseen aspectos simbólicos de carácter antropológico, místico o poético.
La idea extendida de los aspectos benéficos de los árboles para el hombre ha dado lugar a distintas leyendas y lo ha relacionado con sentidos mágicos y rituales.

En varias culturas el árbol representa el medio y la unión del cielo y la tierra: ahonda sus raíces en la tierra y se levanta hacia el cielo; por ello en ciertas religiones, sobre todo orientales, el árbol es signo de encuentro con lo sagrado, punto de encuentro entre el ser humano y la divinidad.
Otros significados ampliamente extendidos sobre los atributos mágicos del árbol concernían a la fecundidad, al crecimiento, a la sabiduría y a la longevidad.



SENTIDO CRISTIANO
El árbol de Navidad recuerda, como hemos visto, al árbol del Paraíso de cuyos frutos comieron Adán y Eva, y de donde vino el pecado original; y por lo tanto recuerda a Jesucristo que ha venido a ser el Mesías prometido para la reconciliación. Pero también representa el árbol de la Vida o la vida eterna, por ser de hoja perenne.
En palabras de Juan Pablo II: “En invierno, el abeto siempre verde se convierte en signo de la vida que no muere […] El mensaje del árbol de Navidad es, por tanto, que la vida es ‘siempre verde’ si se hace don, no tanto de cosas materiales, sino de sí mismo: en la amistad y en el afecto sincero, en la ayuda fraterna y en el perdón, en el tiempo compartido y en la escucha recíproca” (Juan Pablo II, Audiencia, 19 de diciembre de 2004).
La forma triangular del árbol (por ser generalmente una conífera), simboliza a la Santísima Trinidad. A las oraciones que se realizan durante el Adviento se les atribuye por un color determinado, y cada uno simboliza un tipo:

• El azul, para las oraciones de reconciliación.• El plateado, para las de agradecimiento.• El dorado, para las de alabanza.• El rojo, para las de petición.• Estos colores, junto con el verde del árbol mismo, tal vez sean los más tradicionales para los adornos navideños.
El árbol de Navidad y los regalos propios de estas fechas, son un modo de recordar que del árbol de la Cruz proceden todos los bienes…
Por eso tiene un sentido cristiano la tradición de poner bajo el árbol los regalos de Navidad para los niños:
“Generalmente, en el árbol decorado y a sus pies se colocan los regalos de Navidad. El símbolo se haceelocuente también desde el punto de vista típicamente cristiano: recuerda al ‘árbol de la vida’ (Cf. Génesis 2, 9),representación de Cristo, supremo don de Dios a la humanidad” (Juan Pablo II, Ídem).

LOS ADORNOS NAVIDEÑOS
Los adornos más tradicionales del árbol de Navidad son:
• Estrella: colocada generalmente en la punta del árbol, representa la fe que debe guiar la vida del cristiano, recordando a la estrella que guió a los Magos hasta Belén.• Bolas: en un principio San Bonifacio adornó el árbol con manzanas, representando con ellas las tentaciones. Hoy día, se acostumbra a colocar bolas o esferas, que simbolizan los dones de Dios a los hombres. • Lazos: Tradicionalmente los lazos representan la unión de las familias y personas queridas alrededor de dones que se desea dar y recibir. • Luces: en un principio velas, representan la luz de Cristo.

Como nos dice Benedicto XVI “al encender las luces del Nacimiento y del árbol de Navidad en nuestras casas, ¡que nuestro ánimo se abra a la verdadera luz espiritual traída a todos los hombres y mujeres de buena voluntad! … Frente a una cultura consumista que tiende a ignorar los símbolos cristianos de las fiestas navideñas, preparémonos para celebrar con alegría el nacimiento del Salvador, transmitiendo a las nuevas generaciones los valores de las tradiciones que forman parte del patrimonio de nuestra fe y cultura”. (Benedicto XVI, 21 de diciembre de 2005).





Fuente:
https://es-es.facebook.com





martes, 24 de diciembre de 2013

Nochebuena, Amado Nervo





Pastores y pastoras, 
abierto está el edén. 
¿No oís voces sonoras? 
Jesús nació en Belén. 

La luz del cielo baja, 
el Cristo nació ya, 
y en un nido de paja 
cual pajarillo está. 

El niño está friolento. 
¡Oh noble buey, 
arropa con tu aliento 
al Niño Rey! 

Los cantos y los vuelos 
invaden la extensión, 
y están de fiesta cielos 
y tierra... y corazón. 

Resuenan voces puras 
que cantan en tropel: 
Hosanna en las alturas 
al Justo de Israel! 

¡Pastores, en bandada 
venid, venid, 
a ver la anunciada





Amarse con los ojos abiertos, Jorge Bucay



Lo primero que hay que aprender del tango es el abrazo

En el tango los cuerpos tienen que armar un circuito de tensiones encontradas. El brazo tiene que estar firme, pero sin empujar. Las piernas en contacto, pero sin asfixiarse ni impedirse el movimiento. Tengan en cuenta que en este baile el equilibrio no está en cada uno, sino en el centro de los dos, y si no se entienden pueden desestabilizarse. Tienen que aprender a comunicarse para poder disfrutarlo juntos.

Paso básico alrededor de la pareja.... El hombre puede optar por solo darle el espacio a su compañera, o acompañar su movimiento...

El tango es una danza de pareja abrazada en un abrazo que es contención, no estrujamiento. Abrazar es dar con los brazos abiertos y el que da con los brazos abiertos recibe con todo el cuerpo. Así unidos los dos integrantes se desplazan por el espacio, pero no es un espacio cualquiera. Al contrario, es un espacio creado por los dos.

No lo olviden, al bailar están dialogando, nunca imponiendo. Uno habla y después de escuchar el otro contesta. Atención solo después de escuchar. Porque en el tango, como en la vida, si no me tomo el trabajo de escuchar, voy a presuponer que se lo que me van a decir y nunca contestaré al otro. Así el dialogo real deja de existir y se convierte en monólogo. Esto es lo que están haciendo, y esto no es bailar tango, que es una danza de pareja en la que cada uno improvisa de acuerdo al movimiento del otro.

Es un verdadero diálogo corporal y amoroso donde los dos manejan la autodeterminación y donde también hay momentos de silencio, un silencio que necesariamente forma parte del diálogo, que lo enriquece si quieren, pero que nunca lo anula. En este diálogo, los dos pueden proponer, porque aunque uno tome la iniciativa del primer movimiento, de acuerdo como sea la respuesta, ya sea por velocidad, amplitud o dirección, es el siguiente movimiento. Por eso hay que aprender a vivir el error como posibilidad de enriquecimiento. Si esto no hubiese sido así, el tango no existiría. No deben enojarse ante un fallo, busquen el contacto con el otro e intenten crear juntos. 

Finalmente el tango también es una forma de autoconocimiento, porque así como en nuestra vida de relación, ya sea como amigo, amante o padre, conozco mi calidad de tal a partir del otro, en el tango puedo ser un protector o un protegido, un dominado o un dominador, puedo ser infinitamente tierno, violento o tal vez la mezcla de todo eso y mi pareja está allí para mostrármelo. Esto que planteo no es fácil, pero sólo cuando lo entiendan podrán bailar, y además de una manera distinta cada día: a veces con violencia, otras con ternura, otras en verdadero éxtasis, pero seguro, no interrumpirán la danza.



Maldita Suerte, Víctor Manuelle Feat, Sin Bandera


Creo que no podré sobrevivirte
se me acabó la ilusión
de esa noche en que te fuiste
tú me deshiciste

Ya no consigo dejar de pensarte
entre duelo y dolor
imagino tu carita triste
cuando me dijiste

Lo siento tanto
ya no puedo
me he quedado sin amor
para qué continuar
si falta corazón

Maldito el momento en que te hice mía
si dices adiós y te amo todavía
malditas las ganas de volver a verte
si ya te he perdido
maldita suerte
de quererte aunque se caiga el mundo
vivir para ti
morir cada segundo
maldita la hora en que nos prometimos
alcanzar el cielo
el cielo se desplomó

Son muchas las vueltas que no [no entendí]
desesperado me ves
como me golpeó el destino
inmenso vació

Solo que queda de nuestra alegría
una botella en el mar
un rió de melancolía
yo que no sabia

Que tú eras tanto
y eras todo
en mi infinito para mi
me vuelvo loco amor
hay qué será de mi

Maldito el momento en que te hice mía
si dices adiós y te amo todavía
malditas las ganas de volver a verte
si ya te he perdido
maldita suerte
de quererte aunque se caiga el mundo
vivir para ti
morir cada segundo
maldita la hora en que nos prometimos
alcanzar el cielo
el cielo se desplomó

Dios sabe que te adoro y te adoré
tal vez no fue bastante
tal vez me equivoqué
hoy el dolor está agotándome...

lunes, 23 de diciembre de 2013

La elegancia del erizo, Muriel Barbery; Silencio, Alejandro Sanz



Algunos no entienden que alguien pueda tener necesidad de SILENCIO. Que el silencio le sirva para ir al interior de uno mismo, que sea necesario para aquellos a los que no nos interesa únicamente la vida exterior, no creo que pueda comprenderlo si su propio interior es tan caótico y ruidoso como una calle llena de coches.



He visto a dos niños
jurarse abrazados
eternas locuras
que sé que ningún ser humano
se las ha enseñado
Y he visto a la vida,
volar de sus manos
he visto a dos niños mirarse a los ojos
sentirse felices, de estar amarrados
yo he oído el poema
que le ha dedicado
Tu huella es mi paz,
y tu horizonte es mi temor
pero tu huella es mi paz
aunque jamás será lo mismo aquel rincón
porque le falta el temblor de tu cuerpo
y le falta a la noche, el relente
y la envidia de la gente
y es que yo he oído el poema
que le ha dedicado
Silencio, silencio
silencio que en la cama de un amante
la magia duerme poco, no?
pero se acuesta antes
silencio, silencio
que la magia duerme
Silencio, silencio

martes, 17 de diciembre de 2013

Alguien dijo...



La última noche, Diego Torres


Quiero terminar
con toda la esperanza que quedó
hoy voy a arrancar
lo que ha quedado en este corazón
siento que olvidar
la ultima mirada que me dio
puede ahogar por fin
el último recuerdo de su voz
Porque he llorado tanto tanto tanto
que no siento
mi lagrima quemandome
ay quemandome en el cuerpo
Ay de mi que esta maldita luna
borre de mi pecho este dolor
ay de mi es la última noche
que voy a sufrir por este amor
Quiero despertar
mirando las estrellas otra vez
hoy van a brillar
los cielos que me han visto padecer
Creo que soñar
los besos que me has dado por amor
pueden alcanzar
para curar mi pobre corazón
Voy a quedarme solo solo solo
solo y vivo
dejando que se pierda
poco a poco en el olvido
Ay de mi que esta maldita luna
borre de mi pecho este dolor
ay de mi es la última noche
que voy a sufrir por este amor
Voy a quedarme solo solo solo
solo y vivo
dejando que se pierda
poco a poco en el olvido
Para matarla pronto pronto
para olvidarme todo todo
para quedarme solo solo
y vivo
Ay de mi que esta maldita luna
borre de mi pecho este dolor
ay de mi es la ultima noche
que voy a sufrir por este amor...




El Principito (fragmento), Antoine De Saint Exupery




-Hace millones de años que las flores tiene espinas y hace también millones de años que los corderos, a pesar de las espinas, se comen las flores. ¿Es que no es cosa seria averiguar por qué las flores pierden el tiempo fabricando unas espinas que no les sirven para nada? ¿Es que no es importante la guerra de los corderos y las flores? ¿No es esto más serio e importante que las sumas de un señor gordo y colorado? Y si yo sé de una flor única en el mundo y que no existe en ninguna parte más que en mi planeta; si yo sé que un buen día un corderillo puede aniquilarla sin darse cuenta de ello, ¿es que esto no es importante?

—Si alguien ama a una flor de la que sólo existe un ejemplar en millones y millones de estrellas, basta que la mire para ser dichoso. Puede decir satisfecho: "Mi flor está allí, en alguna parte…" ¡Pero si el cordero se la come, para él es como si de pronto todas las estrellas se apagaran! ¡Y esto no es importante!

No pudo decir más y estalló bruscamente en sollozos. 



La noche había caído. Yo había soltado las herramientas y ya no importaban nada el martillo, el perno, la sed y la muerte. ¡Había en una estrella, en un planeta, el mío, la Tierra, un principito a quien consolar! Lo tomé en mis brazos y lo mecí diciéndole: "la flor que tú quieres no corre peligro… te dibujaré un bozal para tu cordero y una armadura para la flor…te…". No sabía qué decirle, cómo consolarle y hacer que tuviera nuevamente confianza en mí; me sentía torpe. ¡Es tan misterioso el país de las lágrimas! 

Aprendí bien pronto a conocer mejor esta flor. Siempre había habido en el planeta del principito flores muy simples adornadas con una sola fila de pétalos que apenas ocupaban sitio y a nadie molestaban. Aparecían entre la hierba una mañana y por la tarde se extinguían. Pero aquella había germinado un día de una semilla llegada de quién sabe dónde, y el principito había vigilado cuidadosamente desde el primer día aquella ramita tan diferente de las que él conocía. Podía ser una nueva especie de Baobab. Pero el arbusto cesó pronto de crecer y comenzó a echar su flor. El principito observó el crecimiento de un enorme capullo y tenía le convencimiento de que habría de salir de allí una aparición milagrosa; pero la flor no acababa de preparar su belleza al abrigo de su envoltura verde. Elegía con cuidado sus colores, se vestía lentamente y se ajustaba uno a uno sus pétalos. No quería salir ya ajada como las amapolas; quería aparecer en todo el esplendor de su belleza. ¡Ah, era muy coqueta aquella flor! Su misteriosa preparación duraba días y días. Hasta que una mañana, precisamente al salir el sol se mostró espléndida.


Historia del 69

El 69… ¿quién no conoce esta postura erótica? Pues parece que los jóvenes no. Sobre todo en EE UU, preguntan en consultorios qué rayos significa tan enigmática cifra. ¡No saben matemáticas!

Litografía de la novela 'Gamiani', de Alfred du Musset

A ver, Jaimito, cuánto es uno y uno? “Sesenta y nueve, señora maestra...”. Tan brillante ecuación pertenece al escritor surrealista francés Raymond Queneau. El grafismo no puede estar más claro: dos personas enlazadas la una sobre el sexo de la otra... Resulta tan palmario, que el 69 se ha convertido en el número erótico por excelencia.

¿Gozaron nuestros abuelos del 69? Sin duda, porque no hay nada nuevo bajo el sol. Aunque, desde luego, no disfrutaron de él con la intensidad con que lo hicieron nuestros padres que, en este terreno, se llevaron la palma, pues los hijos han reculado al toparse con la amenaza del SIDA.

Todas las expresiones que hacen fortuna han dormido previamente en la antesala de la lengua, es decir, en la jerga de las clases marginales. Fue en Francia donde se acuñó tan ilustrativa metáfora, que debió de vivir previamente muchos años en el argot de los garitos, prostíbulos y ‘peep-shows’ de Pigalle. Un buen día, la revolución sexual que se inició en los años sesenta se adueñó de la palabra y la extendió a todas las capas de la sociedad francesa. El entusiasmo iconoclasta de mayo del 68 hace de ella su bandera: ‘¡La imaginación al poder! ¡El 69 al poder!’. Tanto monta, monta tanto.

¡El año erótico!
Al año siguiente, el dúo formado por Serge Gainsborough y Jane Birkin –famosos ya por su ‘Je t’aime moi non plus’– proclaman al tiempo que cantan: ‘¡69: año erótico!’. Es entonces cuando la expresión se extiende como la pólvora por todo el mundo y entra, como si hubiera existido siempre –es lo que ocurre con los términos que definen una época– en todos los idiomas. ‘Le soixante-neuf’. ‘The sixty-nine’. ‘El sesenta y nueve’. ‘Il sessanta nove’...
Tanto el nombre como su práctica van ligados a la revolución sexual de los sesenta y, dentro de ella, a la liberación de la mujer y a su equiparación con el hombre. No hay una postura que suponga mayor igualdad. Lo que está arriba, está abajo; lo que está abajo, está arriba.

Parece que el verdadero erotismo comienza con el proclamado año erótico. Es, pues, normal que el 69, como expresión y como práctica, haya estado borrado de la historia de Occidente hasta tiempos relativamente modernos. ¿De qué nos extrañamos si en pleno siglo XIX pedir en un lupanar que una prostituta se desnudara por completo era visto como una aberración?

Habrá que esperar hasta mediados del siglo XIX, cuando surgen las primeras teorías sobre la igualdad de los géneros, para encontrar testimonios del ejercicio de tan placentera postura. De 1848 es una deliciosa litografía atribuida a Achille Debería que representa a los protagonistas de ‘Gamiani’ en pleno 69. Pero entonces la postura aún no tenía nombre.

Tampoco aparece el término en ninguno de los dieciocho números de la revista ‘La Perla’, que comenzó a editarse en Londres en 1879, lo que significa que, si existía, a finales del siglo XIX la metáfora dormía aún el más recóndito de los sueños. Simultáneamente, Doré dibuja la postura en 1869 –otro año erótico, aunque éste no lo proclamase nadie–. En 1880, el 69 reaparece con un aura libidinosa y romántica en un relieve de bronce alemán, pero... ¡entre dos chicas! Se ve que el hombre aún lo consideraba un rebajamiento.

A partir del siglo XX, los testimonios comienzan a multiplicarse y en la década de los sesenta el término entra con todos sus honores en la literatura. Otra cosa es que comience a practicarse con frecuencia, que no lo parece, al menos en el mundo occidental. Es significativo que, en todo el revolucionario informe de Shere Hite (1976), donde se reivindica la sexualidad femenina, se le conceda un papel modestísimo –media página entre quinientas– y casi denigratorio. Esto es lo mejor que dice una de las mujeres que lo practican: “Me gusta estar encima en el sesenta y nueve, porque así puedo controlar todo lo que se mete en mi boca. Debajo, siempre me atraganto o estoy al borde de la sofocación”. ¡Vaya, hombre!

Es el momento de aproximarnos a Oriente, donde hacía ya dos mil años que la postura se practicaba y, además, ¡tenía un nombre! En el templo Laksmana de Khajurabo (India), construido en el siglo X a. de C., contemplamos apasionadas esculturas en lo que Vatsyayana denominaría en los ‘Kama Sutra’ ‘kalila’ o ‘postura del cuervo’, tal vez por la costumbre de estos pájaros de entrelazar las cabezas, que no es otra que el 69.

Debía de ser tan practicada que el mismo Vatsyayana afirma que “algunas cortesanas están tan obsesionadas por esta forma de placer físico que abandonan a amantes ricos, honestos e inteligentes por hombres pobres y vulgares, tales como esclavos o conductores de elefantes, que se avienen a esta práctica”. En este momento en Europa se desarrollaba la Edad Media, donde esta postura resultaba simplemente inconcebible. Sin embargo, constituyó y sigue constituyendo una de las prácticas fundamentales del taoísmo.

Bien visto, el 69 es un ‘taichí’ –símbolo taoísta– donde fluyen armónicamente el yin y el yang. Para los tantrikas –monjes que siguen el camino religioso taoísta a través del sexo–, la práctica oral recíproca crea una progresiva corriente de energía que nivela, integra y regenera tanto el cuerpo como la mente. La pareja se convierte en el dios Ganesh holgando con su ‘partenaire’ en un estado de paradisíaco nirvana. Quizá por ello, representan continuamente la postura en libros y templos. En Bundi (India) se conserva una bellísima ilustración del siglo XVIII donde una pareja real goza del ‘kalila’ o 69. Pero podemos ir más lejos y así, vemos una detallada representación en uno de los paneles que tapizan una mansión persa del siglo XIX: entre arabescos y decorativos tallos florales, dos estilizados amantes se lamen regocijadamente los sexos.

La flauta de Jade
La cifra del 69 es idéntica a los caracteres que los astrólogos utilizan para el signo de cáncer, un signo de agua, como de agua es todo en una postura donde las bocas se derraman como ríos sobre los sexos. El 69 se convierte en la postura de los poetas del sexo, de quienes aman el cuerpo que es diferente y desean abismarse en los secretos del otro. Nadie que no esté dispuesto a dar algo de sí practicará esta postura. Así, la ‘fellatio’ se convierte en tocar la flauta de jade. Y el ‘cunnilinguus’, en beber en la fuente de jade. Y todo, en el juego del viento y la luna. Y los amantes son dos dioses dando nuevo origen a la creación. ¡No es posible un erotismo mayor! 

Las tres posturas del 69
Para el refinamiento oriental no hay una sola forma de 69 sino, al menos, tres. La primera, la clásica: la mujer tendida de espaldas sobre el lecho y el hombre, encima. En la segunda posición, el hombre está de pie mientras la mujer, con los muslos anudados a su cuello, posa la cabeza en su sexo. En la tercera, ambos amantes reposan de costado en sentido inverso; esta es la posición descrita por Xaviera Hollander, la alegre ‘madame’ que dirigió durante años el consultorio sexológico de la revista ‘Penthouse’, como su favorita: “Me gusta la posición del 69 estilo francés, en la que los amantes se complacen el uno al otro oralmente. El hombre se tiende sobre el lado izquierdo con la cabeza frente a la vagina y la mujer se tiende del lado derecho con la boca frente al miembro del hombre. Se trata de un juego preliminar antes del acto, pero durante estos juegos se puede alcanzar el orgasmo, y con mucha intensidad, por cierto. El acto sexual en la posición 69 me proporciona satisfacción absoluta tanto psicológica como física”. Esta posición resulta, sin duda, la más igualitaria de todas, ya que ningún miembro de la pareja se sostiene sobre el otro.


Fuente:
http://www.quo.es


lunes, 9 de diciembre de 2013

Julio Cortázar escribió...


Volver a Verte, Luis Eduardo Aute


Me muero de ganas de decirte te quiero
y sé que es imposible; no puedo, no debo
Maldigo el paraíso que cuando se presenta
no dura lo que una estrella fugaz.
Al fin lo tuve entre mis brazos,
aquí esta y se va...

Y sé que no podré volver a verte jamás.
Lavaste mi pie contra tu pecho de luna
Con puntas de tu mojado pelo de espuma.
Revivo aquel milagro de la marea blanca
que era tu cuerpo derramando luz.
Aun palpita en el recuerdo,
eras tú, eres tú...

Y sé que no podré volver a verte jamás.
No hacías preguntas, no querías respuestas,
tu cuerpo y el mío dialogaban a tientas
Buscando el ritmo exacto que marcan los latidos
cuando conversan con la misma voz.
Al fin tocaba la belleza,
era amor, es amor...

Y sé que no podré volver a verte jamás.



Distancia mínima, Carlos Skliar




La distancia mínima
 entre dos cuerpos
no es la palabra obvia
sino el más tímido
de los silencios.
Por eso algunas veces
 es mejor callar
no para decir amor
 sino para escucharlo.




Say Something, A Great Big World & Christina Aguilera

Música para esta tarde tranquila y luminosa...




Diario de invierno (fragmento), Paul Auster




También nieva hoy, y cuando te levantas de la cama y vas a la ventana, en el jardín las ramas de los árboles se están poniendo blancas. Tienes sesenta y tres años. Se te ocurre que durante el largo viaje de la niñez hasta aquí rara vez ha habido un momento en que no hayas estado enamorado. Treinta años de matrimonio, sí, pero en los treinta anteriores, ¿cuántos caprichos y enamoramientos, cuántas pasiones, cuántos delirios y afanes, cuántas oleadas de loco deseo? Desde el comienzo mismo de tu vida consciente, has sido un solícito esclavo de Eros. Las chicas que amaste de niño, las mujeres que quisiste ya hombre, cada una diferente de las demás, delgadas unas y otras rellenas, bajas y altas, intelectuales y atléticas, sociables y temperamentales, blancas y negras y algunas asiáticas, nada en su apariencia te importaba realmente, todo estaba en la luz interior que percibieras en ella, la chispa del carácter, la llama de la identidad revelada, y esa luz la hacía bella para ti, aunque otros estuvieran ciegos ante la belleza que tú veías, y entonces te morías por estar con ella, cerca de ella, porque la belleza femenina es algo que nunca has podido resistir. Ya desde tus primeros días de colegio, en la clase del jardín de infancia, donde te enamoraste de la niña rubia de larga cola de cabello, la señorita Sandquist te castigaba a menudo por esconderte con la niña de la que te habías prendado, los dos juntos haciendo travesuras en algún rincón, pero tales castigos no significaban nada para ti, porque estabas enamorado y entonces el amor era tu debilidad, como lo sigue siendo ahora.

El inventario de tus cicatrices, en particular las de la cara, que ves cada mañana al mirarte en el espejo del baño cuando te peinas o vas a afeitarte. Rara vez piensas en ellas, pero cuando lo haces, entiendes que son marcas que deja la vida, que el surtido de líneas irregulares grabadas en la piel de tu rostro son letras del alfabeto secreto que narra la historia de quién eres, porque cada cicatriz es la huella de una herida curada, y cada herida era resultado de una inesperada colisión con el mundo; es decir, de un accidente, de algo que no debía ocurrir a la fuerza, porque por definición un accidente es algo que no sucede necesariamente. Acontecimientos contingentes en contraposición a hechos necesarios, y mientras te miras al espejo esta mañana comprendes que toda vida es contingente, salvo por el único hecho necesario de que antes o después tocará a su fin.


Misterio: el zumbido de Taos



¿Alguna vez has escuchado un zumbido que parece provenir del exterior y no sabes el origen?, quizás has oído el extraño sonido bautizado como “el Ronquido de Taos”

Este extraño sonido se originó en la pequeña aldea de Taos (Nuevo México), de ahí su nombre, pero se ha oído en muchos sitios del mundo. Este sonido es un extraño ruido de baja frecuencia parecido al sonido de un motor de diesel sonando a través de cristales. El zumbido está en el umbral de la audición humana, entre 20 y 20.000 hertzios o ciclos por segundo. Las investigaciones se han concentrado en los sonidos de baja frecuencia, entre 33 y 80 hertzios, pero no han podido precisar la causa. Mucha gente escucha el zumbido sólo o más intensamente, en el interior de edificios; otros pueden percibir también las vibraciones del sonido en su cuerpo y se percibe más por la noche.


El ronquido de Taos es un sonido persistente de baja frecuencia e invasor que no toda la gente es capaz de escuchar. Se describe lo más a menudo posible como un distante motor, y es difícil de detectar con los micrófonos, y su fuente y naturaleza son un misterio hoy en día.

Algunas personas perciben el sonido continuamente, pero otras lo perciben solamente durante ciertos períodos. Para alguna gente, el ronquido percibido puede representar un sonido débil y una molestia suave, mientras que otros lo perciben de modo más intenso y puede interferir seriamente con actividades diarias. Las consecuencias comunes incluyen una carencia del sueño, pues el ronquido puede mantener a alguna gente despierta o despertarla en el medio de la noche. Tales casos han dado lugar a la expresión “víctimas del ronquido de Taos.”
La Ciencia no ha logrado aún dar una explicación satisfactoria a estos sonidos misteriosos. En 2005, y después de años de frustradas investigaciones, se determinó que en Taos se había producido una extraña patología colectiva que afecta a un músculo que endurece el tímpano.

Otras investigaciones parten de la base de que se trata de sonidos de tipo geológico, provocados por los movimientos tectónicos o por los desplazamientos del magma que hay bajo la fina corteza terrestre. Sin embargo, no existe aún nada concluyente al respecto, y la hipótesis no ha podido ser probada.

En 1998, sin embargo, la Ciencia demostró que, aunque no podamos oírlo, la Tierra emite constantemente un ligero zumbido de baja frecuencia. Y es posible, aunque sólo posible, que ese zumbido constante aumente a veces su intensidad hasta hacerse audible por el ser humano. Durante años, se pensó que ese zumbido estaba causado, como se ha dicho, por movimientos geológicos. O incluso por turbulencias atmosféricas.
Choques de olas

Pero en 2009 se averiguó que ese zumbido de fondo terrestre se debe a la colisión de grandes olas oceánicas contra los fondos marinos. Y no en todas partes, sino principlamente en las costas de Norteamérica que se asoman al Océano Pacífico. El estudio se publicó entonces En Geophysical Research Letters.

Cuando dos olas con direcciones opuestas y frecuencias parecidas colisionan, crean una onda de presión muy especial, capaz de transportar su energía hasta el fondo marino. Cuando esto sucede, se genera una vibración constante, con una frecuencia próxima a los 10 milihercios, demasiado grave para ser escuchada por un humano pero fácilmente detectable por un sismómetro.

Otras hipótesis a la hora de identificar la fuente del ruido molesto sugieren sistemas de transmisión de sonido de baja frecuencia usados con fines experimentales a nivel planetario, que son percibidos “cerebralmente” por unos pocos desdichados, sin intervención alguna del sistema de transporte auditivo. Esta rama de hipótesis lograría explicar de momento, la razón por la cual el aislamiento de oídos con tapones de materiales diversos o los lugares especialmente silenciosos, no harían más resaltar el fenómeno provocado dentro del mismo cráneo por la interferencia de ondas provenientes del exterior.

Uno de los orígenes candidatos de la producción del zumbido lo representan los sistemas de comunicación de submarinos militares, tales como el ELF (sistema de Frecuencias Extremadamente Bajas) que son capaces de atravesar tierra y mar en cualquier dirección. Otra opción la representan los sistemas de calentamiento ionosférico de muy alta frecuencia, llevados a cabo por Estados Unidos, Rusia o Noruega, tales como el HAARP, desarrollado en Alaska desde 1993. No obstante, está última hipótesis, no explicaría el origen de otros zumbidos como el “Bristol Hum”, registrado mucho antes de la puesta a punto del proyecto HAARP.

Hacia otro plano de hipótesis, el “zumbido” podría ser inducido por factores naturales, como por ejemplo el movimiento de las placas terrestres, ondas electromagnéticas causadas por meteoritos, u ondas producidas por la interacción del campo magnético terrestre con el viento solar.

Otras de las posibles causas investigadas, se limitaría a ondas producidas por la ionización del aire en torno a fuentes eléctricas de alta tensión cercanas a los poblados afectados.

Las patologías neurológicas relacionadas con la percepción de sonidos inexistentes, englobadas científicamente con el nombre de “acúfenos”, se encuentran exceptuadas de ser las culpables del “zumbido”, ya que en muchos casos las personas que lo escuchan dentro de un mismo recinto suelen ser dos o más.

Sin embargo, parece ser que el zumbido de Taos, Bristol, en Reino Unido; Kokomo en EEUU; la Isla Grande de Hawai y Nueva Zelanda (son solo algunos de los lugares de la Tierra, donde “el zumbido” se dispone a perturbar la paz de determinados individuos, a determinadas horas del día), no pueden achacarse a esta clase de vibraciones producidas por olas oceánicas. Y su origen sigue siendo aún un misterio.





domingo, 8 de diciembre de 2013

Diario de invierno (fragmento), Paul Auster






Piensas que nunca te va a pasar, imposible que te suceda a ti, que eres la única persona del mundo a quien jamás ocurrirán esas cosas, y entonces, una por una, empiezan a pasarte todas, igual que le suceden a cualquier otro.

Tus pies descalzos en el suelo frío cuando te levantas de la cama y vas a la ventana. Tienes seis años. Afuera cae la nieve, y en el jardín las ramas de los árboles se están poniendo blancas.

Habla ya antes de que sea demasiado tarde, y confía luego en seguir hablando hasta que no haya más que decir. Después de todo, se acaba el tiempo. Quizá sea mejor que de momento dejes tus historias a un lado y trates de indagar lo que ha sido vivir en el interior de este cuerpo desde el primer día que recuerdas estar vivo hasta hoy. Un catálogo de datos sensoriales. Lo que cabría denominar fenomenología de la respiración.

Tienes diez años, es pleno verano y hace un calor sofocante, tan húmedo y molesto que, incluso sentado a la sombra de los árboles del jardín, se te llena de sudor la frente.

Que ya no eres joven es un hecho indiscutible. Dentro de un mes cumplirás sesenta y cuatro años, y aunque eso no es ser demasiado viejo, no lo que todo el mundo consideraría una edad provecta, no puedes dejar de pensar en todos los que no han logrado llegar tan lejos como tú. Ese es un ejemplo de las diversas cosas que podrían no pasar nunca pero que, en realidad, han ocurrido.

El viento en tu rostro durante la tormenta de nieve de la semana pasada. El espantoso aguijón del frío, y tú ahí fuera, en las calles desiertas, preguntándote qué te habría llevado a salir de casa con aquella rugiente tempestad, y sin embargo, aun cuando luchabas por mantener el equilibrio, estaba el júbilo de aquel viento, la euforia de ver las familiares calles empañadas de blanco, convertidas en un remolino de nieve.

Placeres físicos y dolores físicos. Placeres sexuales antes que nada, pero también el placer de la comida y la bebida, el de reposar desnudo en un baño caliente, de rascarse un picor, de estornudar y peerse, de quedarse una hora más en la cama, de volver la cara hacia el sol en una templada tarde a finales de primavera o principios de verano y sentir el calor que se difunde por la piel. Innumerables ocasiones, no pasa un día sin algún instante o instantes de placer físico, y sin embargo los dolores son sin duda más persistentes y obstinados, y en uno u otro momento han asaltado casi todas las partes de tu cuerpo. Ojos y oídos, cabeza y cuello, hombros y espalda, brazos y piernas, garganta y estómago, tobillos y pies, por no mencionar el enorme forúnculo que una vez te brotó en el carrillo izquierdo del culo, llamado lobanillo por el médico, lo que a tus oídos sonaba a dolencia medieval, y que durante una semana te impidió sentarte en una silla.


De haberlo sabido, Quique González & Rebeca Jiménez


De haberlo sabido
no hubiera dado todo en un principio
no hubiera sido la noche en tu espalda
ni congelándote de frío.

De haberlo sabido
me hubiera ido sin decirte nada
no hubiera sido tan duro contigo
no habria corazón en la garganta

Peor que el olvido
fue frenar las ganas de verte otra vez
peor que el olvido
fue volverte a ver

Me sobran motivos
pero me faltas tú sobre la cama
y ahora las calles están llenas de bandidos
cuando necesito de tu madrugada

cuando ya te has ido
cuando me parte en dos el alma
no hubiera dudado en quedarme contigo
de haber sabido como yo te amaba

Peor que el olvido
fue frenar las ganas de verte otra vez
peor que el olvido fue volverte a ver.





El origen de Pi (π )


π (Pi) es la relación entre la longitud de una circunferencia y su diámetro, en geometría euclidiana. Es un número irracional y una de las constantes matemáticas más importantes. Se emplea frecuentemente en matemáticas, física e ingeniería. El valor numérico de π, truncado a sus primeras cifras, es el siguiente: π ≈ 3,14159265358979323846...


Para calcular el área de un círculo, los egipcios utilizaban un cuadrado de lado 8/9 del diámetro del círculo, valor muy cercano al que se obtiene utilizando la constante pi (3,14). 

Uno de los documentos mas importantes de origen egipcio es el "Papiro Rhind" que data del siglo XVII a.C. En dicho papiro aparece un método para calcular el área de un círculo. Este conocimiento es anterior al siglo XIX a.C. La regla para calcular el área dice: tomar el diámetro. Restar la novena parte. De esta diferencia tomar nuevamente la novena parte y restar de la anterior. Multiplicar el resultado por el diámetro. Tal es el área del círculo.

Pi, letra griega (π) usada en matemáticas como el símbolo del cociente entre la longitud de la circunferencia y su diámetro. El matemático griego Arquímedes afirmó correctamente que el valor de Pi se encuentra entre 3 +1/7 y 3 + 10/71 . 

El valor asignado a pi surgía de un círculo cuyo diámetro era un número entero y su longitud un número muy próximo a otro entero. 

En 1652, William Oughtred utilizó π /δ para referirse al cociente entre la circunferencia y el diámetro, usando sin duda la letra griega π (pi) para indicar la circunferencia o periferia y la letra δ(delta) para indicar el diámetro.

El símbolo π fue usado por primera vez para representar esta razón en 1706 por el matemático inglés William Jones, pero su uso no se generalizó hasta su adopción por el matemático suizo Leonhard Euler en 1737.

En 1882 el matemático alemán Ferdinand Lindemann demostró que pi es un número trascendente, esto es, no puede ser la raíz de una ecuación polinómica con coeficientes racionales. De esta manera, Lindemann fue capaz de demostrar la imposibilidad de la cuadratura del círculo algebraicamente o usando la regla y el compás.

Aunque pi es un número irracional, es decir, tiene un número infinito de cifras decimales, se puede calcular con la exactitud deseada utilizando series. Pi ha sido calculada con cien millones de cifras decimales utilizando ordenadores, aunque esta precisión carece de utilidad práctica.

Como dato curioso podemos decir que en Matemáticas, el valor de pi con 10 decimales, podrá memorizarse más rápido a través de una frase: “Eva y Pepe y Pablo averiguan el camino corto del valle” (el número de letras de cada palabra indica la cifra: 3,1415926535).


Fuente:
http://www.culturizando.com


martes, 3 de diciembre de 2013

Estamos hechos de pedazos, (extraído de un texto de C. Espino Angulo)



-Estamos hechos de pedazos.

Se hizo el silencio mientras daba un trago largo al vaso de vodka. Lo apoyó de nuevo en la barra, acunándolo con sus manos, como si quisiera calentarlas.

-Estamos hechos de pedazos, pero no, no me malinterpretes. No es que nos construyamos a nosotros mismos a base de pedazos, incorporando experiencias, acumulando ideas. No. Esos pedazos son los menos importantes.

El camarero seguía secando vasos, a punto de cerrar, y su mirada vagaba entre la tele sin sonido y el reloj de la entrada.

-Los pedazos importantes, los que nos hacen ser como somos, son los que la vida nos va arrancando. Como si nos tallara.

Acabó su bebida y con un gesto pidió la cuenta, provocando en el camarero un audible suspiro de alivio.

-Los cambios de casa, de barrio y de trabajo. Los amigos que perdemos. La gente que queremos y que un día ya no está. Los amores que rompemos o se rompen. Los sueños que se cumplen y dejan de ser sueños. Los sueños que un día descubrimos que nunca van a ser.

Rebuscaba en la ajada cartera de manera torpe y obsesiva, mientras seguía musitando.

-Son pedazos que van quedando atrás, dejando huecos. Huecos que casi siempre es estúpido tratar de llenar, porque esos huecos nos dibujan.

Dejó caer las monedas sobre la barra. En el silencio del bar vacío, el golpe del metal sobre la barra parecía prolongarse en un extraño eco.

-Son esos huecos, además, el lugar en que sentimos las ausencias que nos definen, el lugar en el que se asientan las memorias, los recuerdos que nos dicen quienes fuimos y, por tanto, quienes somos.

Enfundó sus brazos desgarbados en la chaqueta arrugada y se bajó del taburete, cuidadoso, con movimientos lentos y de una extraña precisión, con el equilibrio ostentoso del alcohol.

-Estamos hechos de pedazos perdidos.

Salió tras dar las buenas noches al camarero. Caminaba bajo la lluvia suave nimbado por el humo del cigarrillo.