domingo, 18 de agosto de 2013

Domingo con...Luz Casal




Es la historia de un amor
Como no hay otro igual
Que me hizo comprender
Todo el bien, todo el mal
Que le dió luz a mi vida
Apagándola después
Ay, qué vida tan oscura
Sin tu amor no viviré…



Biografía



Su primer álbum, homónimo y sostenido por el rock, vio la luz en el 82. Destacaban temas como Ciudad sin ley yNo aguanto más, de sonidos hasta entonces inéditos en el panorama musical español. Una canción de amor,Eres tú, se diferenciaba del resto y vislumbraba una versatilidad que un par de años más tarde se fortalecería con la aparición de su segundo disco, Los ojos del gato. Detrás de tu mirada y Tengo bastante pronto hicieron preguntarse a muchos por aquella mujer que había conseguido conquistar una marcada individualidad en un género que aceptaba todavía con reticencias a las mujeres, no digamos ya solistas. Luz evitaba caer en la queja fácil que destila el victimismo y se crecía ante las adversidades, los retos y los prejuicios. Llevaba ya a sus espaldas dos discos como intérprete y compositora y una de las giras más célebres que España recuerda, El Rock de una Noche de Verano, junto a Leño y Miguel Ríos.






En 1985 publicó Luz III, en el que colaboraban, entre otros, Antonio Vega, John Parsons, Santiago Auserón y Carmen Santonja. Rufino y Hechizado trajeron un éxito popular que se reforzaría con Quiéreme aunque te duela,editado en 1987. El álbum, que contenía temas como A cada paso y Un día marrón, cerraba una etapa en la trayectoria de Luz, que cambiaría de sello discográfico y no volvería a contar con la producción de Carlos Narea, como había ocurrido en los cuatro primeros discos.

Ya en 1989 y bajo la batuta de Paco Trinidad, se editó Luz V, con temas como Loca, Te dejé marchar y No me importa nada, quetuvieron una repercusión de tal calibre que nadie dudaba ya de que Luz era la solista española por excelencia. Fue entonces cuando se atrevió a aceptar la proposición de Pedro Almodóvar, que le ofreció interpretar dos canciones en su nueva película, Tacones lejanos. Se trataba de un tema de Agustín Lara, Piensa en mí, y la adaptación de una canción de Mina, Un año de amor, que supusieron un punto de inflexión en la carrera de Luz. Comenzaba, además, su éxito en Francia, que se sumaba a la aceptación que ya tenía en América del Sur, corroborado en festivales como el organizado por Amnistía Internacional en Chile en 1991. Ese mismo año publicó A contraluz, un disco decisivo que evidenciaba la esencia rockera de Luz y que además de los temas incluidos en Tacones lejanos contenía canciones como Es por ti, Un pedazo de cielo, Tal para cual o Es mejor que te vayas. Luz asimiló el éxito y conjugó su ambición musical con la necesidad de huir del escaparate mediático.


El séptimo disco se haría esperar cuatro años y se materializaría en 1995 bajo el título Como la flor prometida.Una hermosa canción que sirvió a Luz de bálsamo ante la muerte de su padre, Entre mis recuerdos, prologaba un nuevo éxito refrendado por temas como Lo eres todo, Besaré el suelo, Vengo del norte y Plantado en mi cabeza. Un recopilatorio que resultó multiplatino en ventas calmaría la expectación que provocó la ausencia musical de Luz durante los cinco años que tardó en publicar Un mar de confianza, que aterrizó en el año 2000 en un panorama musical y discográfico confuso que había cambiado sustancialmente desde Como la flor prometida. Mi confianza era la carta de presentación del nuevo disco de una Luz más serena. Crítica y público aplaudieron el tema y acogieron con entusiasmo el resto de canciones. El éxito en Francia se corroboró con un lleno absoluto en el concierto que Luz ofreció en el mítico teatro Olympia de París.


En 2002 se editó Con otra mirada, del que se extrajeron tres singles: Ni tú ni yo, Dame un beso y A veces un cielo. Luz se dedicó a reforzar su carrera internacional, que se extiende más allá de las fronteras galas, en países como Grecia o Bélgica. Sencilla alegría, publicado en 2004, hace el número diez en su discografía. Un nuevo día brillará sumó un nuevo éxito en la carrera de Luz, que alcanza niveles altísimos en la composición, como demuestran Mi memoria es agua o Para un cínico. Continuó su relación con el cine y, tras ganar junto a Pablo Guerrero el Goya a la mejor canción por el tema que compusieron para la película El bosque animado, Alejandro Amenábar incluye su versión de Negra sombra, el hermoso poema de Rosalía de Castro, en la oscarizada Mar adentro.


Cuando en 2007 un cáncer de mama interrumpió la gira de Sencilla alegría, Luz, empujada por la fuerza que la caracteriza, combinó el tratamiento con la preparación de un nuevo disco. Comenzó a componer, a escribir, a reunirse con los músicos y el productor, un viejo conocido, Pacto Trinidad. Apenas nueve meses después reaparecía con Vida tóxica, un trabajo complejo y poético del que Luz extrajo como primer single toda una declaración de intenciones y la mejor respuesta para todos aquellos que se preguntaban cómo se encontraba después de la enfermedad, Sé feliz, en cuyos primeros versos canta:


Si la soledad te enferma el alma,
si el invierno llega a tu ventana,
no te abandones a la calma
con la herida abierta;
mejor olvidas y comienzas una vida nueva.

Decidida a no ir nada más que hasta el fondo, la actitud musical de Luz siempre se ha caracterizado por la búsqueda constante, una búsqueda imprecisa y seguramente perpetua que le ha llevado a aventurarse en proyectos de una diversidad tan amplia como su capacidad interpretativa. Por eso, y saldando una deuda de casi veinte años tras la grabación de Piensa en mí, Luz publica La pasión, un sentido homenaje a la música hispanoamericana, de la que rescata doce canciones que interpreta desde la emoción y el respeto, no actualizando los temas, sino recreando el ambiente en el que fueron concebidos. Se trata de un canto al amor, pero también al reverso de su moneda, el desengaño y la soledad. Son textos contundentes, desgarradamente hermosos, ajenos a prejuicios absurdos y eufemismos vacuos, acompañados por melodías vigorosas e íntimas que explotan en espléndidos puentes de metales.
Producido por Renaud Letang, el disco cuenta con músicos de la talla de Alex Acuña o Luis Conte, que han trabajado, entre otros, con Ella Fitzgerald, Paul McCartney o Ray Charles. La nómina de colaboradores de lujo de los que Luz se ha rodeado continúa con el reconocido arreglista Eumir Deodato y con el fotógrafo de modas Jean Baptiste Mondino, encargado de la portada del álbum. Así las cosas, no resulta descabellado equiparar este viaje al pasado con un trabajo de arqueología; donde muchos sólo amontonan, ella cava.


El otoño de 2009 aguarda además un importante hito en la trayectoria de Luz, la Medalla de las Artes y las Letras de Francia con la que ha sido distinguida y que le entregará Frederic Mitterrand, el ministro de Cultura francés.

El poder de algunas voces radica en ir más allá de las palabras, de la música, no para superponerse a ellas, sino para traspasarlas y dotarlas de nuevas posibilidades. La de Luz es una de esas voces, y desde luego su discografía avisa de que no se ha dormido en los laureles del éxito, que no vive de recuerdos y que está viva y en pleno proceso creativo. Y que además es una de las mejores intérpretes de la historia de la música española. Porque la voz de Luz, como en el poema de Alejandra Pizarnik, corroe la distancia que se abre entre la sed y la mano que busca el vaso.

Esta es la biografía oficial que aparece en su página web http://luzcasal.es/


Sin embargo pienso que a una persona no solo se le conoce por lo que hace o ha hecho en su vida, sino también por su forma de pensar, por las respuestas que da a preguntas bien sean triviales o importantes, porque la importacia también es relativa, como tantas cosas en esta vida...

Os dejo dos entrevistas, las dos realizadas después de haberle detectado ese cáncer contra el que ha luchado con todas sus fuerzas...



Esta es una entrevista realizada en la Gaceta por Noelia Hermida, tras la publicación de su disco "Un ramo de rosas" el 8 de noviembre de 2011.



Luz Casal (Boimorto, La Coruña, 1958) es cercana y auténtica, tanto que se le olvida que está realizando una entrevista. Habla de su vida privada y del cáncer –enfermedad que protagonizó su vida desde 2007– sin tapujos, se sienta en el sillón de un lujoso hotel de la capital sin preocuparse por cruzar correctamente las piernas y se siente incómoda cuando tiene que compararse con otros artistas, “yo sólo estoy en mi piel”, afirma. La cantante gallega recupera sus grandes éxitos –aunque no le guste llamarlos así– en su nuevo disco, Un ramo de rosas (EMI).



-¿Por qué ha escogido la rosa como protagonista?

-Es el título de la única canción nueva del álbum y me parecía mejor que recurrir al típico título de un recopilatorio. Siempre he huido de los clichés y utilizaba la ironía. Si hablaba de éxitos, le llamaba: pequeños, medianos y grandes éxitos (risas). Cada canción de este disco es una rosa, con su aroma, su belleza y el dolor de sus espinas.

-Como dice, la ironía está muy presente en el disco.
-Es la mejor manera de presentar este tema. Me agrada mucho no caer en lo obvio, en la tristeza de la situación, en la amargura de la enfermedad.

-¿Qué cambios provocó en usted el cáncer?
-En lo laboral, pequeñas cosas como la letra de Sueños raros, algún dibujo naif que sigo haciendo y alguna imagen con el pelo al 0,5. En lo personal, la sensación de pertenecer a un colectivo que comparte sensaciones y temores de por vida y estar sensibilizada hasta el punto de que se te corta el alma.

-A pesar del paso de los años –lleva casi 30 años sobre los escenarios–, sus canciones no pierden su fuerza. Es más, las llevará a países en los que no ha estado nunca.
-Sí, este año haremos una verdadera gira mundial que pasará por lugares como China o Japón. Otros años esperaba a que llegara la oportunidad pero ahora me apetece sentir el gusanillo de ponerme ante una audiencia que desconoce un gran porcentaje de mis canciones. Además en este disco están mis temas más sonados y variados, y me apetecía llevar las máximas caras de lo que yo soy.

-¿Cuál es el secreto para conseguir trascender dentro de la música?
-Es un misterio y dejémoslo así (risas). Averiguar cuáles son las razones es imposible. Cada canción significa cosas distintas para cada persona. Lo importante es que las canciones sirvan de algo.
¿Cantar para quién? ¿para ti misma? No es esencial. Si no te comunica con el otro, no tiene sentido la música. Me alegra que pasen los años, escuchar mis canciones y que no me produzcan vergüenza.

-Quizás también influya que cada disco sea un reflejo de los episodios de su vida.
-No lo concibo de otro modo. Vivo en un vaivén emocional y físico, es imposible que no se refleje en mis discos. Además es que miento fatal (risas).

-Siempre habla de la música como algo más que una profesión...
-Es que para mí es mucho más que eso. Encuentro muchas razones en mi vida para hacer una canción, por eso hablo de ella en términos tan grandilocuentes. No es trabajo, vocación, ilusión, esfuerzo... la música me ha salvado en muchas dificultades, si no la hubiera tenido, a saber dónde estaría.



Ésta fue realizad por Jesús Álvarez en Sevilla el 24 de septiembre de 2011


La cantante gallega, que ha logrado vender más de 400.000 copias de «La pasión», un homenaje al folklore latinoamericano, vendrá a Sevilla en octubre para cantar dos veces en el Maestranza

Luz Casal (Boimorto, La Coruña, 1958) empezó en 1981 como telonera de Miguel Ríos y no ha parado desde entonces. Ha publicado doce discos y cuatro repicolatorios, de los que ha vendido más de cinco millones de copias. Poco antes de viajar a Bahrein, donde nunca ha actuado («nunca creí que llegaría tan lejos», bromea) habla con ABC de su carrera y de su vida.



Ha vendido de «La pasión» más de 400.000 copias, casi 200.000 en Francia. ¿Me puede decir cómo lo hace en estos tiempos de pirateos digitales en los que vender 30.000 copias es ya todo un éxito?
No tengo ni idea. Estamos asistiendo a una revolución en toda regla y ahora está muy difícil vender discos. Todos tendremos que adaptarnos a las nuevas circunstancias tratando de que no haya ni vencedores ni vencidos, que no haya quien se aproveche ni quien sufra por ese aprovechamiento mal hecho.

Lo va a presentar en Sevilla en octubre en dos conciertos en el Teatro Maestranza los días 15 y 16 de octubre. ¿Ve muchas diferencias entre el público sevillano, el madrileño, el barcelonés o el parisino?
El carácter y la idiosincrasia de cada sitio marcan la forma de ser del público. El público de Sevilla no tiene nada que ver con el de Madrid o el de Lugo. Y menos aún con el de Francia o Grecia. Es muy cálido y se arrancan a tocar las palmas a la mínima. Es muy agradecido y nos gusta mucho a todos los artistas ir allí.

Lleva 30 años sobre los escenarios. ¿Ha hecho algo de lo que se haya arrepentido?
No. Lo que haya podido hacer mal no fue nada gravísimo, así que no lo lamento. De las equivocaciones aprendes para decir que ya por aquí no o para pedir perdón.

¿Qué queda de esa Luz Casal roquera, un tanto cheli y canalla, de los años ochenta que cantaba «Rufino»?
Queda más de lo que muchísima gente piensa. Al final, algunos se quedan con la anécdota porque no son capaces de profundizar. La gente habla mucho de si soy más o menos roquera y eso me hace pensar de que no conocen todas mis canciones. El rock no deja de ser una consecuencia de la influencia anglosajona en nuestra cultura y eso me lleva a dar un paso más allá y arriesgarme a experimentar otras cosas, como hice con el folklore latinoamericano en «La pasión». Me gusta abrirme a formas distintas de música. No puedo hacer en 2011 el mismo disco que en en 1982.

¿Echa de menos algo de esa época en la que era telonera de Miguel Ríos o Leño?
Yo vivo el presente. Me cuesta recuperar la memoria de esa época y de las cosas que hice o dejé de hacer.

¿La música le parece una buena terapia contra la crisis?
Para mí la música es terapia siempre y terapia para todo. Es mi manera de estar en el mundo. Es terapia, sorpresa, escape, viaje...

Sin embargo, muchas de sus canciones tienen letras muy tristes…
Sí, pero creo que tengo más canciones de esperanza que de tristeza. No veo ese sentimiento de tristeza en mi música porque esa aparente tristeza encierra una enorme carga de ironía y porque detrás de esa exposición de penas surge el mensaje de mira qué bien me lo tomo.

No obstante, muchos (y muchas) lloran con sus canciones. ¿Tuvo usted que llorar mucho antes para poder escribirlas?
Tengo la suerte de que siempre que he tenido un dolor, del tipo que sea, lo he podido encauzar a través de la música, hacia una canción o hacia una letra. Y eso me ha quitado ese peso.

En una de sus canciones repite cinco veces el estribillo «sé feliz, sé feliz, sé feliz...» ¿Nos quiere engañar o es que la felicidad, de verdad, existe?
Esa fue una canción necesaria para mí por una experiencia pasada muy fuerte y quería dejar claro a la gente que no iba a tener ninguna actitud negativa sino todo lo contrario.

Ha dicho en alguna ocasión que la enfermedad es lo mejor que le ha pasado. ¿De veras lo sigue pensando?
Sí, lo sigo pensando, pero dicho así, suena casi frívolo, pero me refería a que de las experiencias fuertes se sale fortalecido. Yo me tomo así las grandes experiencias, por dolorosas que hayan sido. Y he visto que me han dado más cosas de las que me han quitado.

También ha dicho usted que se canta y se escribe mejor después de una herida.
Cantar sobre la alegría no es suficiente. Y después de una herida es más fácil llegar al otro.

¿Ustedes los artistas tienen que sufrir mucho para ser productivos?
Yo creo que no se debe sufrir en ninguna profesión y que hay que intentar evitarlo. Lo que sí debe tener un artista es una mayor sensibilidad para ser capaz de llegar al otro con las cosas que dice, escribe o pinta.

¿Los palos más grandes que te da la vida son los mejores para que uno saque lo mejor de sí mismo, la fuerza que uno no sabía siquiera que tenía dentro?
Sí, pero no creo que haya que apuntarse a los palos. Yo he sufrido, mucho pero no creo que haya que sufrir para escribir o cantar bien.

En «Vida tóxica» hablaba de algunos medicamentos que tuvo que tomar cuando se trató contra un cáncer. ¿No cree que el cariño no es tan importante como el mejor fármaco?
Sí, absolutamente. Sentirse querido es como alimentarse y no tener ese alimento te convierte en un ser famélico y dependiente.

Al cáncer le suele usted llamar «viaje», ¿por qué?
Porque lo es. Está lleno de sobresaltos. Es una experiencia fuerte que si tú le sacas partido puede ser una experiencia aleccionadora. Y para mí eso es un viaje.
¿Y qué le quitó ese viaje, aparte de agudeza visual?
Me tuve que poner gafas tras el tratamiento y perdí alguna otra cosa más, pero prefiero no hablar de ello. Prefiero decir que todo lo malo se puede revertir y convertir, si no en algo bueno, al menos en algo menos malo.

¿Cuándo uno cae hasta donde ese nivel donde uno piensa que no se podía caer, a qué se puede agarrar?
A la gente que te protege, que te cuida, a la que te tiene cariño. En mi caso yo me agarré también a la música.

¿No tiene miedo a la muerte?
No, creo que no.

¿Y ese valor le viene de familia, o de dónde?
No sé de dónde viene, pero el caso es que no le tengo miedo.

El joven escritor Christian (Ewan McGregor) le dice en «Moulin Rouge» a la cabaretera Satine (Nicole Kidman) que «amar y ser correspondido es lo más grande en la vida». ¿Está de acuerdo con Christian o le parece que exagera un poco?
Estoy de acuerdo con él. Incluso cuando no eres correspondido, también es bueno amar. «Si aprendo mucho, de viejecita tal vez me atreva con el flamenco»

¿Le gusta el flamenco?
Me encanta. De toda la vida. Anoche me acosté escuchando a Carmen Linares.

¿No le apetece hacer un dueto con algún flamenco?
El flamenco es algo muy serio y no soy tan arrogante. A lo mejor cuando sea viejecita y haya aprendido mucho...

¿Canta sola en la ducha?
No, pero sí hago algunas melodías y ejercicios.

¿Cómo ve el futuro de España, en pocas palabras?
Esperanzador, a pesar de todo.

En Sevilla se han cambiado los nombres de algunas calles y un juez ha dicho que no había razón.¿Nos hemos pasado con la memoria histórica?
Prefiero no hablar de eso porque paso mucho tiempo fuera de España y no tengo mucha información sobre ese tema.

A Rafa Nadal le silban en Roland Garros, sin embargo, a usted la adoran en París. ¿Cómo lo ha conseguido?
Voy mucho a Francia desde 1991 y me lo he currado mucho. El público francés es muy entendido musicalmente y se estudia mucha música en las escuelas. De tenis no sé mucho.




Una de las últimas noticias que hacen referencia a la artista y que también está recogida en su página web:
Premio a la Excelencia Musical de la Academia Latina de la Grabación
21/06/13


Luz Casal ha recibido el Sesac Latina Icon Award en una ceremonia celebrada en el Beverly Hills Hotel de Los Angeles, en la actuó en directo.

Este galardón es el primero que recibe como compositora, y lo hizo de manos de J.J. Cheng, vicepresidenta de SESAC Latina. A continuación, interpretó en directo «Historia de amor» y «Piensa en mí».

SESAC es una entidad que representa a compositores y editores, y entre sus artistas afiliados están Bob Dylan, Neil Diamond, Mumford & Sons, Cassandra Wilson, Alice in Chains o MGMT, entre otros. SESAC Latina representa a artistas latinos como Luz Casal, Enrique Bunbury, Carlos Baute o Draco Rosa.

“Recibir un premio siempre es un puntazo. La verdad es que soy bastante sensible y admito que me gusta. La sorpresa viene porque EE.UU. es una región donde no he trabajado mucho”, explicó la española, que apenas ha tocado en tierras norteamericanas aunque apunta al “componente latino” como factor influyente en esas decisiones.


Pulsa sobre la imagen para escuchar el tema "Eres tú"








Todo y nada, Luis Miguel


Todo lo que tengo en la vida 
Mi ternura escondida
Mi ilusión de vivir
Todo te lo diera contento
Porque tu pensamiento
No apartaras de mi

Pero como no me has querido
Y lo que te he ofrecido
No te puede importar
Muere la esperanza que añoro
Pues teniéndolo todo,
Nada te puedo dar.




Vida, José Hierro, el mago de la palabra.




Después de todo, todo ha sido nada, 
a pesar de que un día lo fue todo. 
Después de nada, o después de todo 
supe que todo no era más que nada.

Grito «¡Todo!», y el eco dice «¡Nada!». 
Grito «¡Nada!», y el eco dice «¡Todo!». 
Ahora sé que la nada lo era todo, 
y todo era ceniza de la nada. 

No queda nada de lo que fue nada. 
(Era ilusión lo que creía todo 
y que, en definitiva, era la nada.)

Qué más da que la nada fuera nada 
si más nada será, después de todo, 
después de tanto todo para nada.


Poema final de Cuaderno de Nueva York (Hiperión, 1998),
dedicado a su nieta Paula Romero.



José Hierro (Madrid, 1922-2002) Poeta español. Su obra, a la vez intimista y testimonial, es apreciada como uno de los valores más consolidados de la poesía española de posguerra. Cuando aún era muy joven, su familia se trasladó a Santander. Sus versos de juventud aparecieron en diversos medios afines al frente republicano. Acabada la contienda civil sufrió cuatro años de cárcel que marcaron su trayectoria vital y tuvieron fiel reflejo en su producción poética. 

En 1942 formó parte del grupo fundador de la revista Proel y en 1947 publicó sus dos primeros libros: Tierra sin nosotros, en el cual describe mediante metáforas otoñales el panorama de un país en ruinas, y Alegría, contrapartida del anterior porque a través de una exaltación vitalista proclama la necesidad de la esperanza, sin abandonar totalmente un cierto tono pesimista y amargo.

Esta visión se convirtió en escepticismo y padecimiento existencial en sus siguientes obras, Con las piedras, con el viento (1950) y Quinta del 42(1952). La década del cincuenta la consagró a escribir composiciones de mayor calado social, si bien, a diferencia de sus coetáneos, nunca dejó de preocuparse por las cuestiones formales, como puede observarse en Cuanto sé de mí (1957).

En el prólogo a la antología completa de sus poemas, publicada bajo el título Cuanto sé de mí, 1974, el autor distinguió entre dos tipos de composiciones: las "crónicas", que tratan el tema poético de modo directo y narrativo pero con un ritmo y una emoción velados, y las llamadas "alucinaciones", de tono más hermético, en las que se funden el recuerdo y la imaginación, a veces con elementos surrealistas. Entre los dos extremos, el del intimismo y el de la voluntad testimonial, se desarrolla en su poesía una tensión dramática que se manifiesta también en la relación entre tales extremos, si bien las vicisitudes personales se transforman casi siempre en colectivas, dado que el poeta, como hombre sujeto a la temporalidad, comparte con los demás una serie de problemas y, más aún, una época particularmente difícil.